La UCI de Vall d’Hebron ha tratado a más de mil pacientes críticos con COVID-19

Han pasado quince meses desde el primer ingreso de una paciente con COVID-19 en la UCI de Vall d'Hebron, el 3 de marzo de 2020, una chica de 29 años. La crisis sanitaria ha dejado numerosos aprendizajes en la Unidad de Cuidados Intensivos, han quedado espacios y equipos profesionales flexibles preparados para adaptarse a diferentes necesidades asistenciales. La Unidad de Investigación Clínica dentro de la UCI, la técnica ECMO o el programa de fisioterapia con pacientes críticos han permitido mejorar el tratamiento de los pacientes y reducir la mortalidad. 

09/06/2021

El 3 de marzo de 2020, la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitari Vall d’Hebron ingresó la primera paciente crítica con COVID-19. "Era una chica de 29 años que se acabó recuperando de la infección", recuerda el Dr. Ricard Ferrer, jefe de la UCI de Vall d’Hebron. Quince meses después de aquel primer ingreso, la UCI que tuvo más camas del Estado durante la primera ola ha superado ya los mil pacientes críticos por COVID-19. El paciente número mil ha sido un hombre de 36 años que ya ha sido dado de alta.

El Hospital se anticipó a la llegada de la pandemia con la elaboración de protocolos de actuación frente a la COVID-19 y planes de contingencia para aumentar de forma importante las camas de críticos. Durante el pico de la pandemia, la UCI de Vall d’Hebron multiplicó por seis su capacidad. En dos semanas, pasó de las 56 camas de la UCI estructural (el 14 de marzo ya había 70 pacientes críticos ingresados) a más de 300 camas de críticos. Este proceso se llevó a cabo reconvirtiendo otras unidades y habilitando nuevos espacios (como la antigua UCI, en desuso hasta entonces, el espacio de Simulación o la nueva área de Hemodiálisis) para acoger más camas.

El 6 de abril de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) felicitaba el Hospital Universitari Vall d’Hebron por su gestión y la capacidad de reformular espacios y de adaptarse de sus profesionales. “De las lecciones que aprendimos en la primera ola, han quedado espacios y estructuras capaces de adaptarse a diferentes necesidades asistenciales y equipos profesionales muy flexibles”, destaca el Dr. Ricard Ferrer. En este sentido, profesionales de diferentes servicios de pediatría apoyaron la atención a los pacientes críticos durante los momentos más intensos de la primera oleada.

Pilar Girón, supervisora de Enfermería de la UCI, coincide en que “la crisis sanitaria ha dejado una gran capacidad de adaptación de todo el personal de Enfermería y de apuesta por el trabajo en equipo. La pandemia ha puesto de manifiesto la excelencia de los y las profesionales en el campo técnico, humano y científico, resultado de un gran trabajo y preparación constantes”, explica.

Dos de los nuevos espacios que han quedado son la nueva Unidad de Semicríticos, que en pocas horas se puede convertir en unidad de críticos, y el edificio Garbí, el espacio polivalente que se ha dedicado a la atención de pacientes con COVID-19 de Vall d’Hebron. La Unidad de Semicríticos está en la quinta planta del edificio anexo del Hospital General y atiende a los pacientes que han pasado la fase más grave de la enfermedad y han perdido musculatura respiratoria. El edificio Garbí, gestionado por Vall d’Hebron, está en el Parc Sanitari Pere Virgili, cuenta con 56 camas de agudos y 32 de críticos y semicríticos. Ahora, gracias a la mejora de la situación epidemiológica, se reformulará como un hospital de día de oncología y se continuarán haciendo PCR y TAC.

Centro de referencia ECMO y para embarazadas

Cuando la inflamación que causa el virus del SARS-CoV-2 es tan grave que la ventilación mecánica no puede ayudar a recuperar las funciones de los pulmones o el corazón, se puede optar por la técnica ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea). Esta técnica oxigena la sangre del paciente y respira por los pacientes. “Es una técnica compleja que sustituye las funciones de los órganos mientras la enfermedad se resuelve”, resume el Dr. Jordi Riera, director del Programa ECMO del Adulto del Hospital Universitari Vall d’Hebron.

Vall d’Hebron ha tratado con ECMO a 75 pacientes con la COVID-19. “Somos uno de los diez hospitales de Europa que más pacientes COVID-19 hemos tratado. Y el centro del sur de Europa con más casos y uno de los hospitales del mundo que más traslados ECMO hemos hecho durante la pandemia", comenta el Dr. Jordi Riera. La supervivencia global de estos pacientes es superior al 65%. “Este resultado se sitúa por encima de la media mundial y ha sido posible gracias a un excelente equipo multidisciplinar”, destaca el Dr. Jordi Riera.

Además, Vall d’Hebron es centro de referencia para embarazadas con la COVID-19. Con la vacunación, según datos del Departamento de Salud, la media de edad de los nuevos contagios en Cataluña ha bajado considerablemente. “Y la gran mayoría de las personas que ahora requieren hospitalización no está vacunada”, explica el Dr. Ricard Ferrer. Entre abril y junio, la UCI ha ingresado a 22 pacientes entre 23 y 40 años, algunas de ellas mujeres embarazadas.

Un factor clave para la recuperación de los pacientes críticos ha sido el trabajo de los fisioterapeutas del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación. Durante la pandemia, se puso en marcha un protocolo (UCI VIVA) de movilización precoz y fisioterapia respiratoria gracias al cual los pacientes críticos empiezan ya en la UCI la rehabilitación. Empezar cuanto antes mejor la rehabilitación favorece la recuperación y reduce la probabilidad que queden secuelas.

La investigación de un tratamiento

Dentro de la UCI, muy cerca de los boxes de los pacientes, se encuentra la Unidad de Investigación Clínica de la UCI del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR). “En la primera ola, en 24 horas, podíamos tener respuesta y aprobación de la Agencia Española del Medicamento para emprender un ensayo clínico", explica Vanessa Casares, coordinadora de Ensayos Clínicos de esta unidad. “Nunca antes se habían invertido tantos esfuerzos y dinero en investigar una sola enfermedad, pero a pesar de que todavía no se ha encontrado un tratamiento que cure la COVID-19, hemos mejorado en el manejo del paciente crítico", confirma Vanessa Casares.

El primer ensayo que se hizo en la UCI de Vall d’Hebron empezó quince días después del primer ingreso por COVID-19. Como desarrollar un nuevo antiviral requiere tiempo, porque se necesita identificar los compuestos químicos que atacan el virus y después probar la eficacia, se empezó estudiando medicamentos que se utilizan para otras patologías. “Aprendimos que los antivirales funcionan para pacientes que no han desarrollado una forma grave de la enfermedad, pero no son efectivos con pacientes graves. Y al revés, los corticoides no son efectivos en los primeros estadios de la COVID-19, pero funcionan para los pacientes críticos”, resume el Dr. Ricard Ferrer. La carrera para encontrar un tratamiento efectivo sigue. Y la UCI de Vall d’Hebron participa en diferentes ensayos. 

Actualmente, el equipo de Medicina Intensiva de Vall d’Hebron ya no se enfrenta a un virus tan desconocido. Por ejemplo, ahora se administra al paciente grave dexametasona, un antiinflamatorio. Ya no se espera a ver si la infección remite para intubar: según los resultados de las primeras analíticas y las placas, se intuba el paciente solo ingresar en la UCI. También sabemos que el riesgo de los pacientes no es el mismo si el virus está activo o si la persona ha generado anticuerpos y que pronar a los pacientes con síndrome de dificultad respiratoria aguda (colocarlos boca abajo) mejora su oxigenación arterial.

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